MENORCA
En 1993 Menorca fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. Una distinción que reconoce la armonía con la que han convivido, al largo de los tiempos, los menorquines y su entorno natural.
La costa norte y la sur, separadas sólo por unos 15 kilómetros, son extraordinariamente diferentes entre sí. Las causas son la distinta composición geológica del suelo, y el azote del fuerte viento de tramontana en invierno.
Menorca conserva intacta toda la magia que hace siglos construyeron sus antepasados. Un misterio que sigue aún vivo en forma de piedra, en sus construcciones megalíticas y en sus fortificaciones del pasado, capaces de cautivar a todo aquel que se acerque a compartir los fascinantes entresijos de una isla que es un auténtico museo al aire libre.
De un pasado más reciente son las majestuosas fortificaciones que se levantaron para defender la isla de las numerosas invasiones de piratas y de otras civilizaciones, sufridas a lo largo de los tiempos debido a su situación estratégica en el centro del Mediterráneo. Estas fortalezas fueron construidas en su mayoría en el puerto de Maó, principal punto de entrada de escuadras invasoras. En su costa podremos admirar la fortaleza de la Mola (del siglo XIX), el Castillo de Sant Felip; cuyos túneles subterráneos todavía hoy pueden ser transitados y el Fort de Marlborough (construido por los británicos en el siglo XVIII).
Menorca ofrece alternativas para disfrutar todo el año de una de las islas más atractivas del Mediterráneo. Las temperaturas suaves invitan a disfrutar de la naturaleza,ya sea paseando por los senderos que como el Camí de Cavalls, recorren toda la costa como